El surgimiento de esta asociación se remonta al siglo X, en Europa, como una sociedad integrada por constructores que guardaban celosamente lo secretos del oficio. Ya en el siglo XVIII, las logias estaban constituidas por intelectuales, en su mayoría anticlericales, que debatían sobre filosofía y política, y, en algunos períodos, funcionaban clandestinamente porque eran perseguidas. En 1717, surgió en Gran Bretaña la primera Gran Logia Masónica.
De la mano de inmigrantes europeos se difundió la masonería en América del Sur. La Logia Independencia, en 1795, fue la primera en territorio argentino. Sólo en 1857 se creó la Gran Logia Argentina.
Sergio Héctor Nunes -máxima autoridad de la masonería argentina desde 2005 hasta la fecha-, explicaba que la importancia de la masonería en Argentina fue muy grande: por ejemplo, impulsó la ley de educación 1420 y la ley de matrimonio civil; agrega, además que hubo 14 presidentes que fueron masones.
El politólogo y sociólogo Rosendo Fraga declaró en La Nación que la masonería ha perdido en la actualidad el poder político que concentró desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1930. Acota que las logias se presentaron como la ideología del progreso y que con la oposición entre capitalismo y marxismo se dividieron, ya que tenían representantes en ambas ideologías.
En síntesis, la masonería es una asociación:
• secreta: aunque en la actualidad acepta que sus integrantes den a conocer su filiación a la institución públicamente,
• filosófica: permite el análisis y la toma de conciencia de la realidad,
• filantrópica: demuestra su amor al género humano y
• progresista: ve a la sociedad en constante avance gracias a la capacidad de las personas en tratar de solucionar los problemas y proponer ideas nuevas para lograr un mejor nivel de vida.
¿Y QUÉ PASÓ EN CHIVILCOY?
Teniendo en cuenta los inicios de la Masonería en la Argentina veremos que lo que ocurría en nuestra ciudad no estaba muy alejado ni en la forma ni en el tiempo de los acontecimientos ocurridos a nivel nacional.
Tenemos datos fehacientes que la “Logia Luz del Oeste del Valle de Chivilcoy” -como se llamó a esta institución filantrópica local-, se inicia en el año 1877 y que luego de un tiempo de inactividad se vuelve a fundar y reorganizar en 1899, bajo nuevos y viejos integrantes. Estos masones se reunían todos los lunes en el Templo masónico ubicado en la calle 25 de mayo nº 84 de nuestra ciudad, edificio demolido en la década del 70 (izquierda).
¿QUIÉNES INTEGRABAN LA "LOGIA LUZ DEL OESTE Nº 53"?
Integraban la Logia Luz del Oeste nº 53 para el período 1905-1906 (presidido por Prudencio Moras durante estos años) las siguientes personas:
Vicente Cotignola; Lobos Martiniano; Juan de Dios Dozo; Prudencio S. Moras; Vicente Armando; Angel Matocci; Sebastián F. Barrancos; Juan B. Cuneo; Simeón Berrhondo; Carlos Nessi; Gabriel Cazeaux; David Rothemburger; Juan Carchio; Víctor Chiabrando; Juan Trotta; Baltasar Eznal; Francisco Fernández; Ramón Granjá; Adamo Bandieri; Enrique Fajardo; Carlos Armando; Avelino Barrios; Juan Lestrem; José Assandri; Antonio Croce; Juan Gentieu; Domingo Colombo; Bautista Simoni; Juan Grossi; Manuel Cabanas; Sebastián Isern; Emilio Reynes; Domingo Stoppani; Arvid Lindquist; Manuel E. del Castillo; José Pascua; Augusto Caminada; Nicolás Carlucci; Julio Ghessi; Bartolomé Perrando; Vicente Anibale; José Felizzola; Francisco Borgarello; Blas Largote; Juan Vassallo; Andrés Pont Vergez; José B. Meda; Emilio N. Moras; Juan Lascala; Francisco Coccozza; Santiago Giachero; Francisco Giachero; Rafael Saraceni; Remo Capredoni; Pedro Mentaste; Cayetano J. Deagostini; Enrique Gola; Carmelo Mezza; Severo Martinez; Andrés Jaime; Luis Guidobono; José Laffosse; Alejandro Conti; Antonio Musso; Rafael L. Pardo; Vicente Pucciano; Teodorico Incola; Francisco Lavalle; Andrés D. Capurro; José N. Gesteyra; Teodoro Torre; José M.ª Aguilera; Adriano Voisini; Félix Defina; Víctor Mercante; Wherfield A. Salinas; Santos Pallone; Pablo Susmann; Primo Tamagno; Alejandro Mathus; José Campi; Antonio Fernandez; Antonio V. Rodríguez; Romeo Castelpoggi; César Patella; Clemente Pillet.
PRUDENCIO MORAS GRADO 33
Prudencio Segundo Moras (izquierda) fue el único en Chivilcoy que había adquirido el Grado 33 del Rito Masónico, a los 46 años de edad, y los que interesa destacar aquí no es su edad, sino la importancia que este grado simboliza en la masonería.
Una aclaración previa corresponde al origen de los grados masónicos para comprender la importancia de los mismos. En primer lugar, destacar que la jerarquía masónica depende de los ritos o del Rito por la cual se rige la logia. “La palabra rito en Masonería tiene dos sentidos diferentes, según se escriba con mayúscula o minúscula. Se designa Rito a una rama particular de la Francmasonería, de la misma forma que dentro de la Iglesia hay diversos Ritos, como el Rito Maronita, el Rito Copto, el Rito Latino..., etc. De esta forma se podría definir el Rito como una presentación particular de la Francmasonería cuyo carácter se distingue del de los otros Ritos por la forma. Entre los muchos Ritos que existen en Masonería se pueden señalar el Rito Escocés Rectificado, el Rito de Emulación, el Rito de Perfección, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito de Misraim, el Rito de York, el Rito Francés, el Rito Sueco, etc. Tagón ha recopilado hasta 52 Ritos diferentes. Sin embargo, el número de Ritos es mucho mayor, ya que solamente en el Diccionario Universal de la Francmasonería, de Daniel Ligou, hay recogidos nada menos que 154 Ritos masónicos.
Se denomina rito (con minúscula) los diversos actos ceremoniales de iniciación (como el rito de despojar de metales al iniciado) o de desarrollo de los trabajos dentro de la Logia, cuyo formalismo está regulado según su finalidad iniciática.
A su vez se llaman grados en Masonería la sucesión de iniciaciones que enseñan la doctrina y fines de la Orden. El número de grados varía según los Ritos. La masonería simbólica, llamada también Azul, está compuesta de tres grados; el Rito Escocés Rectificado tiene 7; el Rito de Memphis y Misraim llega hasta 99; el Rito Escocés Antiguo y Aceptado --uno de los más generalizados-- consta de 33 grados. En este Rito los tres primeros grados se llaman simbólicos, dogmáticos o fundamentales, y constituyen la masonería azul. Los grados "capitulares" abarcan del cuatro al dieciocho, y constituyen la masonería roja. Los grados "filosóficos" comprenden del diecinueve al treinta, y forman la masonería negra. Los tres últimos grados, llamados "sublimes, consistoriales o administrativos", agrupan a los que integran la masonería blanca.
Suelen conferirse solamente los siguientes grados: Uno, dos y tres (simbólicos); diez y ocho (último de los capitulares); treinta (último de los filosóficos); treinta y uno, treinta y dos y treinta y tres (sublimes).
Los grados de cada Rito se dividen, pues, en series u órdenes, y las series en clases. Cada grado lleva consigo sus ritos de iniciación particulares, su catecismo, su juramento, sus símbolos y modos de reconocimiento especiales. Los grados tradicionales --que constituyen la base o esencia de la masonería-- los tienen todos los ritos.
Estos son los tres primeros, llamados también simbólicos o fundamentales, a saber: el aprendiz, albañil u obrero; el compañero, oficial o constructor; y el maestro, patrón o arquitecto.
Otra condición asociada a los grados masónicos es la edad del integrante de la logia. Para poder ingresar en la masonería hace falta tener una determinada edad. Sin embargo la edad se entiende en la masonería de dos maneras. La primera, es la edad de admisión. La regla es que nadie puede ser recibido masón antes de haber alcanzado la "edad de hombre", exigencia que actualmente se interpreta como la edad de mayoría civil, que varía según los países: 21 años, 18 años, etc. La dispensa de edad puede ser concedida por el Gran Maestre, aunque es raramente otorgada, a no ser que se trate de hijos de masones. La segunda, es la edad simbólica. En algunos Ritos, especialmente en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, corresponde una edad a cada grado. Muchos de estos grados ya no se practican, pero la explicación de estas edades simbólicas, cualesquiera que sean, permanece la misma. Informarse de "la edad" de un masón, equivale a preguntarle su grado, y en la Masonería escocesa, a cada grado corresponde un Número cuya explicación pertenece al Hermetismo.”
La obtención del Grado 33 en la Masonería es la aspiración a que todo masón quiere llegar, ya que representa, dentro del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (rito por el cual se regía la Logia Luz del Oeste de Chivilcoy), la máxima figura en la Logia. Pero para poder llegar a esta posición deberá reunir una serie de características que sólo las personas más aptas en cuanto a sus condiciones individuales y culturales pueden alcanzar, lo que implica que muy pocos tienen la fortuna y la capacidad para poder hacerlo.
Siguiendo la explicación dada anteriormente, se habrá comprendido que cada uno de los grados (1 al 33) tiene una manifestación simbólica y una manifestación filosófica y que para comprender esta última es necesario conocer la historia, las prácticas, los “rituales” y demás manifestaciones de cada uno de ellos, sin embargo, como nos llevaría mucho espacio detallar este tema, nos centraremos en los grados simbólicos que en la mayoría de los ritos están representados y que son: Aprendiz, Compañero y Maestro.
Debe entenderse que de estos tres el más importante dentro de la jerarquía masónica corresponde al último. Prudencio Moras que había alcanzado el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, representaba dentro de la terminología masónica al Maestro, es decir, al grado simbólico más importante.
Para entender la relevancia del magisterio en la masonería se transcriben a continuación un segmento de la obra de Aldo Lavagnini: “el tercer grado de la Masonería es el símbolo natural de la perfección humana que se consigue por medio del esfuerzo constante en trascender y superar las humanas debilidades y limitaciones.
Maestro –del latín magíster- se llama efectivamente, a aquel que es magis (o sea más) que los demás: más sabio y justo, más grande moral, intelectual y espiritualmente; un hombre superior en todos los sentidos y por extensión aquel que ha superado el estado puramente humano de la evolución y se ha convertido en más que hombre (…)”.
En este grado, “la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición que mantienen al hombre en un estado de inferioridad y esclavitud moral han de ser individualmente vencidos y superados (…)”
Ciertas cualidades de Moras lo hacían una persona de gran prestigio, humildad y reconocimiento en nuestra ciudad, características, todas ellas, propias de los masones.
Continuando con lo que dice Aldo Lavagnini en el capítulo “Manual del Maestro”, y a modo de conclusión de esta sección, se destaca este fragmento en la que el autor expresa la función y el accionar del Maestro y en la cual nos da una idea de lo que representaba Moras para nuestra ciudad de fines de siglo XIX y principios de siglo XX: “lo que se realiza interiormente se hace potencia o Fuerza Operativa exterior, y por ende responsabilidad y actividad necesarias en el mismo plano, pues los talentos que llegamos a poseer no se hacen efectivos sino con y por el medio del uso de los mismos. Por consecuencia, el servicio es la Ley Suprema de la Evolución Individual, y nunca puede llegar uno ser verdadero Maestro hasta que no haya comprendido lo que significa. Y el Servicio de Maestro ha de distinguirse por la cualidad fundamental del Amor que caracteriza este grado, en el cual no se debe buscar un salario exterior o interior –como en los precedentes grados-, por constituir éste una identidad con aquél: el mismo Servicio, y el Amor que en él se expresa ha de ser el salario del Maestro (….)”
Una aclaración previa corresponde al origen de los grados masónicos para comprender la importancia de los mismos. En primer lugar, destacar que la jerarquía masónica depende de los ritos o del Rito por la cual se rige la logia. “La palabra rito en Masonería tiene dos sentidos diferentes, según se escriba con mayúscula o minúscula. Se designa Rito a una rama particular de la Francmasonería, de la misma forma que dentro de la Iglesia hay diversos Ritos, como el Rito Maronita, el Rito Copto, el Rito Latino..., etc. De esta forma se podría definir el Rito como una presentación particular de la Francmasonería cuyo carácter se distingue del de los otros Ritos por la forma. Entre los muchos Ritos que existen en Masonería se pueden señalar el Rito Escocés Rectificado, el Rito de Emulación, el Rito de Perfección, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito de Misraim, el Rito de York, el Rito Francés, el Rito Sueco, etc. Tagón ha recopilado hasta 52 Ritos diferentes. Sin embargo, el número de Ritos es mucho mayor, ya que solamente en el Diccionario Universal de la Francmasonería, de Daniel Ligou, hay recogidos nada menos que 154 Ritos masónicos.
Se denomina rito (con minúscula) los diversos actos ceremoniales de iniciación (como el rito de despojar de metales al iniciado) o de desarrollo de los trabajos dentro de la Logia, cuyo formalismo está regulado según su finalidad iniciática.
A su vez se llaman grados en Masonería la sucesión de iniciaciones que enseñan la doctrina y fines de la Orden. El número de grados varía según los Ritos. La masonería simbólica, llamada también Azul, está compuesta de tres grados; el Rito Escocés Rectificado tiene 7; el Rito de Memphis y Misraim llega hasta 99; el Rito Escocés Antiguo y Aceptado --uno de los más generalizados-- consta de 33 grados. En este Rito los tres primeros grados se llaman simbólicos, dogmáticos o fundamentales, y constituyen la masonería azul. Los grados "capitulares" abarcan del cuatro al dieciocho, y constituyen la masonería roja. Los grados "filosóficos" comprenden del diecinueve al treinta, y forman la masonería negra. Los tres últimos grados, llamados "sublimes, consistoriales o administrativos", agrupan a los que integran la masonería blanca.
Suelen conferirse solamente los siguientes grados: Uno, dos y tres (simbólicos); diez y ocho (último de los capitulares); treinta (último de los filosóficos); treinta y uno, treinta y dos y treinta y tres (sublimes).
Los grados de cada Rito se dividen, pues, en series u órdenes, y las series en clases. Cada grado lleva consigo sus ritos de iniciación particulares, su catecismo, su juramento, sus símbolos y modos de reconocimiento especiales. Los grados tradicionales --que constituyen la base o esencia de la masonería-- los tienen todos los ritos.
Estos son los tres primeros, llamados también simbólicos o fundamentales, a saber: el aprendiz, albañil u obrero; el compañero, oficial o constructor; y el maestro, patrón o arquitecto.
Otra condición asociada a los grados masónicos es la edad del integrante de la logia. Para poder ingresar en la masonería hace falta tener una determinada edad. Sin embargo la edad se entiende en la masonería de dos maneras. La primera, es la edad de admisión. La regla es que nadie puede ser recibido masón antes de haber alcanzado la "edad de hombre", exigencia que actualmente se interpreta como la edad de mayoría civil, que varía según los países: 21 años, 18 años, etc. La dispensa de edad puede ser concedida por el Gran Maestre, aunque es raramente otorgada, a no ser que se trate de hijos de masones. La segunda, es la edad simbólica. En algunos Ritos, especialmente en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, corresponde una edad a cada grado. Muchos de estos grados ya no se practican, pero la explicación de estas edades simbólicas, cualesquiera que sean, permanece la misma. Informarse de "la edad" de un masón, equivale a preguntarle su grado, y en la Masonería escocesa, a cada grado corresponde un Número cuya explicación pertenece al Hermetismo.”
La obtención del Grado 33 en la Masonería es la aspiración a que todo masón quiere llegar, ya que representa, dentro del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (rito por el cual se regía la Logia Luz del Oeste de Chivilcoy), la máxima figura en la Logia. Pero para poder llegar a esta posición deberá reunir una serie de características que sólo las personas más aptas en cuanto a sus condiciones individuales y culturales pueden alcanzar, lo que implica que muy pocos tienen la fortuna y la capacidad para poder hacerlo.
Siguiendo la explicación dada anteriormente, se habrá comprendido que cada uno de los grados (1 al 33) tiene una manifestación simbólica y una manifestación filosófica y que para comprender esta última es necesario conocer la historia, las prácticas, los “rituales” y demás manifestaciones de cada uno de ellos, sin embargo, como nos llevaría mucho espacio detallar este tema, nos centraremos en los grados simbólicos que en la mayoría de los ritos están representados y que son: Aprendiz, Compañero y Maestro.
Debe entenderse que de estos tres el más importante dentro de la jerarquía masónica corresponde al último. Prudencio Moras que había alcanzado el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, representaba dentro de la terminología masónica al Maestro, es decir, al grado simbólico más importante.
Para entender la relevancia del magisterio en la masonería se transcriben a continuación un segmento de la obra de Aldo Lavagnini: “el tercer grado de la Masonería es el símbolo natural de la perfección humana que se consigue por medio del esfuerzo constante en trascender y superar las humanas debilidades y limitaciones.
Maestro –del latín magíster- se llama efectivamente, a aquel que es magis (o sea más) que los demás: más sabio y justo, más grande moral, intelectual y espiritualmente; un hombre superior en todos los sentidos y por extensión aquel que ha superado el estado puramente humano de la evolución y se ha convertido en más que hombre (…)”.
En este grado, “la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición que mantienen al hombre en un estado de inferioridad y esclavitud moral han de ser individualmente vencidos y superados (…)”
Ciertas cualidades de Moras lo hacían una persona de gran prestigio, humildad y reconocimiento en nuestra ciudad, características, todas ellas, propias de los masones.
Continuando con lo que dice Aldo Lavagnini en el capítulo “Manual del Maestro”, y a modo de conclusión de esta sección, se destaca este fragmento en la que el autor expresa la función y el accionar del Maestro y en la cual nos da una idea de lo que representaba Moras para nuestra ciudad de fines de siglo XIX y principios de siglo XX: “lo que se realiza interiormente se hace potencia o Fuerza Operativa exterior, y por ende responsabilidad y actividad necesarias en el mismo plano, pues los talentos que llegamos a poseer no se hacen efectivos sino con y por el medio del uso de los mismos. Por consecuencia, el servicio es la Ley Suprema de la Evolución Individual, y nunca puede llegar uno ser verdadero Maestro hasta que no haya comprendido lo que significa. Y el Servicio de Maestro ha de distinguirse por la cualidad fundamental del Amor que caracteriza este grado, en el cual no se debe buscar un salario exterior o interior –como en los precedentes grados-, por constituir éste una identidad con aquél: el mismo Servicio, y el Amor que en él se expresa ha de ser el salario del Maestro (….)”
¿DE QUÉ MANERA SE MANIFIESTAN LOS IDEALES MASÓNICOS?
Una de las formas de conocer los ideales masónicos es analizar aquellas instituciones en las que estuvieron presentes los representantes de las logias, ya que en su mayoría realizaron una fecunda y agitada vida pública.
El pensamiento liberal y progresista de la Logia Luz del Oeste se exteriorizó en las prácticas cotidianas de este hombre público: Prudencio Segundo Moras.
Como versaba un diario de la época referido al Maestro masón chivilcoyano fue un “hombre que supo hacerse de una vasta cultura, que unida a su moralidad sin tacha e inclinaciones humanitarias, le permitió ocupar numerosos e importantes cargos en las actividades políticas, sociales, culturales, etc., dejando siempre impresas las virtudes que le distinguen”.
Carmen Mundo en la revista “Biófilos” comenzaba su artículo referido a Don Prudencio de la siguiente manera: “Pocos son los hombres que despliegan una acción tan laboriosa como la ha desarrollado el hombre que hoy nos ocupa; pero no obstante, una acción tesonera, constante no posee ningún valor si sirve a menguados fines.
Los malvados suelen desarrollar gran actividad, y no por ello se les debe apreciar; pues, a mayor actividad, mayor mal.
No acontece lo mismo cuando esa acción lleva un objetivo filantrópico, y el hacedor es una persona de dignidad.
Entonces a más acción, más fructíferos y proficuos frutos; y esto es lo que nos sugiere la vida y obra de un idealista deísta de Chivilcoy”.
Leemos en esta somera descripción el ejemplo de un hombre correcto, sabio, de una tesitura moral y ética de suma prolijidad que pone de manifiesto los preceptos de los masones, destacándose entre ellos su deísmo, idealismo, y por sobre todo, su filantropismo.
Es sorprendente ver cómo Prudencio parecía multiplicarse debido a la gran cantidad de cargos públicos que ocupó durante sus 84 años de vida, muchos de ellos al mismo tiempo. Pero esto no es tal si observamos que muchos masones seguían una vida similar, porque ocupar varios cargos públicos significaba expandir su esfera de influencia hacia otros sectores de la sociedad y desarrollar diversas actividades que posibilitaran el cumplimiento de sus objetivos humanitarios y otros que no podían llevarse a cabo desde el interior de la institución, entre ellos, los políticos. A continuación se detalla una lista de los numerosos cargos públicos y privados que ocupó durante sus 84 años de vida:
· Alcalde del cuartel 6º de 25 de Mayo. Lo ocupó a los 23 años de edad, en 1877.
· Consejero Municipal de 25 de Mayo. También en el Partido de 25 de Mayo. Estando allí, el senador Liborio Luna le ofreció la candidatura a diputado provincial, pero éste la rechazó.
· Consejero Municipal de Chivilcoy. 1884.
· Intendente Municipal (1903-1904, 1915-1916). Según Gaspar José Astarita, Don Prudencio, había ocupado en 1886, en forma interina la presidencia municipal durante la época de la jefatura política de Carlos Ceballos. Hasta esta fecha la autoridad municipal máxima correspondía al presidente del Consejo Deliberante, denominado entonces presidente de la Municipalidad.
· Consejero del Banco Nación.
· Consejero del Banco Provincia.
· Consejero del Banco Francés. (1936)
· Presidente del Consejo Escolar. (1932-1933)
· Presidente del Centro Liberal.
· Presidente de la Logia Luz del Oeste.
· Presidente del Club Social Chivilcoy.
· Presidente de la comisión Pro-Biblioteca José León Suárez.
· Comandante Militar.
· Juez de Menores.
· Juez de Paz.
Señalamos -y esto es de suma importancia para comprender lo relevante que fue la actuación de Don Prudencio para las instituciones masónicas de la región y del país- que fue vicepresidente de la Masonería Argentina de la Capital Federal del cual tenemos constancia a través de la entrevista realizada por Carmen Mundo al Maestro masón. También fue miembro del Superior Gobierno de la Masonería Argentina (grado 33)
En el año 1932 no quiso aceptar el cargo de Intendente Municipal, que nuevamente se le ofrecía, debido a su salud un tanto quebrantada. El último cargo que desempeñó y que debió abandonar por razones de salud, fue el de presidente del Consejo Escolar, que ocupó durante los años 1932 y 1933.
“Dos veces le pidieron en Chivilcoy que aceptara la candidatura a diputado y otra vez a senador; pero don Prudencio se mantuvo en la misma tesitura que había adoptado antes en 25 de Mayo, negándose a aceptar. Carmen Mundo lo interrogó sobre el motivo de aquella reiterada negativa, y él respondió con enaltecedora modestia: “Porque me parecieron cargos demasiado grandes para mí; para eso se necesitan ciertas condiciones”. Vivió sus últimos años, dice la nota de Biófilos, lamentando no poder intervenir en esto o en aquello y comentando con entusiasmo su actuación en la masonería”
Emilio J. Corbière sintetiza en la siguiente cita la relación existente entre los numerosos cargos públicos desempeñado por Prudencio y la Masonería: “Si bien la masonería no constituye un partido político ya que recorre transversalmente todos los agrupamientos –en esto se parece mucho a la Iglesia Católica-, despierta una cierta política masónica (…)”. Donde quiera que Moras concurriera, se hacía presente sin lugar a dudas los ideales de la Masonería.
El historiador mencionado, en su apartado dedicado a la “Política Masónica” transcribe un fragmento de la obra del autor Thomas Mann (masón) que se refiere a la relación entre política y masonería que nos puede ayudar a comprender cuál era la “necesidad” de Don Prudencio de ocupar esos cargos públicos que no solamente le traerían satisfacciones, sino también, algunos dolores de cabeza… Dice lo siguiente:
“Mann incursiona en su obra en torno a la política masónica, sus orientaciones, y le hace decir a su personaje Settembrini:
…Admitimos la política sin reservas, abiertamente. Hacemos muy poco caso del odio que algunos idiotas…sienten hacia ese nombre y hacia ese título. El filántropo no puede admitir diferencia entre la política y la no política. No hay no política, todo es política… ¿Qué somos? Masones, albañiles que trabajan en una construcción. Todos persiguen un objetivo único, la mejor parte del todo en la ley fundamental de la fraternidad. ¿Cuál es esa mejor parte? ¿Qué es ese edificio? El edificio social metódicamente construido, el perfeccionamiento de la humanidad, la nueva Jerusalén. ¿Qué tienen que hacer aquí dentro de la política y la no política? El problema social, el problema de la vida en sociedad es por sí mismo político, enteramente político, únicamente político. Quien se consagra a ese problema…se consagra a la política, a la política interior tanto como a la exterior, y comprende que el arte del francmasón es el arte de gobernar…
Como versaba un diario de la época referido al Maestro masón chivilcoyano fue un “hombre que supo hacerse de una vasta cultura, que unida a su moralidad sin tacha e inclinaciones humanitarias, le permitió ocupar numerosos e importantes cargos en las actividades políticas, sociales, culturales, etc., dejando siempre impresas las virtudes que le distinguen”.
Carmen Mundo en la revista “Biófilos” comenzaba su artículo referido a Don Prudencio de la siguiente manera: “Pocos son los hombres que despliegan una acción tan laboriosa como la ha desarrollado el hombre que hoy nos ocupa; pero no obstante, una acción tesonera, constante no posee ningún valor si sirve a menguados fines.
Los malvados suelen desarrollar gran actividad, y no por ello se les debe apreciar; pues, a mayor actividad, mayor mal.
No acontece lo mismo cuando esa acción lleva un objetivo filantrópico, y el hacedor es una persona de dignidad.
Entonces a más acción, más fructíferos y proficuos frutos; y esto es lo que nos sugiere la vida y obra de un idealista deísta de Chivilcoy”.
Leemos en esta somera descripción el ejemplo de un hombre correcto, sabio, de una tesitura moral y ética de suma prolijidad que pone de manifiesto los preceptos de los masones, destacándose entre ellos su deísmo, idealismo, y por sobre todo, su filantropismo.
Es sorprendente ver cómo Prudencio parecía multiplicarse debido a la gran cantidad de cargos públicos que ocupó durante sus 84 años de vida, muchos de ellos al mismo tiempo. Pero esto no es tal si observamos que muchos masones seguían una vida similar, porque ocupar varios cargos públicos significaba expandir su esfera de influencia hacia otros sectores de la sociedad y desarrollar diversas actividades que posibilitaran el cumplimiento de sus objetivos humanitarios y otros que no podían llevarse a cabo desde el interior de la institución, entre ellos, los políticos. A continuación se detalla una lista de los numerosos cargos públicos y privados que ocupó durante sus 84 años de vida:
· Alcalde del cuartel 6º de 25 de Mayo. Lo ocupó a los 23 años de edad, en 1877.
· Consejero Municipal de 25 de Mayo. También en el Partido de 25 de Mayo. Estando allí, el senador Liborio Luna le ofreció la candidatura a diputado provincial, pero éste la rechazó.
· Consejero Municipal de Chivilcoy. 1884.
· Intendente Municipal (1903-1904, 1915-1916). Según Gaspar José Astarita, Don Prudencio, había ocupado en 1886, en forma interina la presidencia municipal durante la época de la jefatura política de Carlos Ceballos. Hasta esta fecha la autoridad municipal máxima correspondía al presidente del Consejo Deliberante, denominado entonces presidente de la Municipalidad.
· Consejero del Banco Nación.
· Consejero del Banco Provincia.
· Consejero del Banco Francés. (1936)
· Presidente del Consejo Escolar. (1932-1933)
· Presidente del Centro Liberal.
· Presidente de la Logia Luz del Oeste.
· Presidente del Club Social Chivilcoy.
· Presidente de la comisión Pro-Biblioteca José León Suárez.
· Comandante Militar.
· Juez de Menores.
· Juez de Paz.
Señalamos -y esto es de suma importancia para comprender lo relevante que fue la actuación de Don Prudencio para las instituciones masónicas de la región y del país- que fue vicepresidente de la Masonería Argentina de la Capital Federal del cual tenemos constancia a través de la entrevista realizada por Carmen Mundo al Maestro masón. También fue miembro del Superior Gobierno de la Masonería Argentina (grado 33)
En el año 1932 no quiso aceptar el cargo de Intendente Municipal, que nuevamente se le ofrecía, debido a su salud un tanto quebrantada. El último cargo que desempeñó y que debió abandonar por razones de salud, fue el de presidente del Consejo Escolar, que ocupó durante los años 1932 y 1933.
“Dos veces le pidieron en Chivilcoy que aceptara la candidatura a diputado y otra vez a senador; pero don Prudencio se mantuvo en la misma tesitura que había adoptado antes en 25 de Mayo, negándose a aceptar. Carmen Mundo lo interrogó sobre el motivo de aquella reiterada negativa, y él respondió con enaltecedora modestia: “Porque me parecieron cargos demasiado grandes para mí; para eso se necesitan ciertas condiciones”. Vivió sus últimos años, dice la nota de Biófilos, lamentando no poder intervenir en esto o en aquello y comentando con entusiasmo su actuación en la masonería”
Emilio J. Corbière sintetiza en la siguiente cita la relación existente entre los numerosos cargos públicos desempeñado por Prudencio y la Masonería: “Si bien la masonería no constituye un partido político ya que recorre transversalmente todos los agrupamientos –en esto se parece mucho a la Iglesia Católica-, despierta una cierta política masónica (…)”. Donde quiera que Moras concurriera, se hacía presente sin lugar a dudas los ideales de la Masonería.
El historiador mencionado, en su apartado dedicado a la “Política Masónica” transcribe un fragmento de la obra del autor Thomas Mann (masón) que se refiere a la relación entre política y masonería que nos puede ayudar a comprender cuál era la “necesidad” de Don Prudencio de ocupar esos cargos públicos que no solamente le traerían satisfacciones, sino también, algunos dolores de cabeza… Dice lo siguiente:
“Mann incursiona en su obra en torno a la política masónica, sus orientaciones, y le hace decir a su personaje Settembrini:
…Admitimos la política sin reservas, abiertamente. Hacemos muy poco caso del odio que algunos idiotas…sienten hacia ese nombre y hacia ese título. El filántropo no puede admitir diferencia entre la política y la no política. No hay no política, todo es política… ¿Qué somos? Masones, albañiles que trabajan en una construcción. Todos persiguen un objetivo único, la mejor parte del todo en la ley fundamental de la fraternidad. ¿Cuál es esa mejor parte? ¿Qué es ese edificio? El edificio social metódicamente construido, el perfeccionamiento de la humanidad, la nueva Jerusalén. ¿Qué tienen que hacer aquí dentro de la política y la no política? El problema social, el problema de la vida en sociedad es por sí mismo político, enteramente político, únicamente político. Quien se consagra a ese problema…se consagra a la política, a la política interior tanto como a la exterior, y comprende que el arte del francmasón es el arte de gobernar…
ESTE FUE UN BREVE RESUMEN DE MI TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PRESENTADO PARA EL PROFESORADO DE HISTORIA DEL I.S.F.D.Nº 6 DE CHIVILCOY. MUCHAS CUESTIONES NO FUERON PRESENTADAS POR SU EXTENSIÓN Y SU COMPLEJIDAD. LAS FUENTES, BIBLIOGRAFÍA Y DEMÁS DOCUMENTOS UTILIZADOS SE ENCUENTRAN CITADOS EN EL TRABAJO COMPLETO FORMATO PAPEL Y CD.
11 comentarios:
La Masoneria no es una sociedad secreta, es una institucion con secretos,iniciatica que trabaja por el progreso de la humanidad, no somos ni religion ni partido politico.
Somos selectivos y decimos que iniciamos buenos hombres para que sean mejores.
Soy nacido en Chivilcoy.
Coincido con vos en que la Masonería es un sociedad con secretos y no es secreta. Pero tal vez si vemos su origen en el siglo X, el hermetismo que los maestros albañiles tenían sobre su metodología de trabajo ha llevado a clasificarla como una asociación secreta. Es posible que en este resumen de mi trabajo no quede clarificada esta idea y tomé una definición de Carlos Ergueta para relizar la introducción al mismo que después amplío con otras ideas que aclaran esta cuestión.
Apoyando tu idea, luego agrego que el Diccionario Enciclopédico de la Masonería la define como "una asociación universal, filantrópica, filosófica y progresiva".
También el objetivo de mi trabajo era desmitificar las posturas que algunos canales de documentales muestran sobre la Masonería como una sociedad alejada de las cuestiones terrenales y más cercanas a las meramente espirituales.
Me interesa saber, si es que perteneces a alguna Logia, datos que me puedan ayudar a ampliar mi trabajo.
Gracias por tu comentario.
Gracias por tu respuesta German, si soy Mason en Estados Unidos donde vivo hace muchos años, perfecta tu definicion de Universal,filantropica,filosofica y progresiva, yo tambien te agrego que es iniciatica y selectiva.
No somos religion ni politica aunque en nuestra augusta institucion hay hermanos de casi todas las religiones y casi todas las ideas politicas.
Nosotros no buscamos candidatos, el que quiera ingresar debe de contactar a un mason o acercarse a una Logia para previo tramites de aceptacion ser iniciado.
Un requisito fundamental es ser un hombre libre y de buenas costumbres y creer en un ser superior a que llamamos Gran arquitecto del universo.
Se entiende que el Gran Arquitecto del universo para un mason sera Dios para otro Jehova etc.
Nosotros decimos que a nuestra institucion entran hombres buenos para ser mejores.
Me encantaria comunicarme con vos por mail si se puede para brindarte mas detalles.
Gracias por dejarme expresar.
No existe cargo alguno de vicepresidente de la masonería
Algo simelar sería elpro Gran maestre y don Prudencio no figura en esa lista.
lamasoneríade chivlcoy era capitular trabajaba del grado 1 al 18 todos juntos.
me consta porque he visto fotos en donde estaba un pariente mío y actas deluz del oeste donde constaba lo que yo digo
Luz del oeste era muy visitada por el padre de agustín P Justo ( giusto) y tuvo una gran participación en una huelga de maestros; ver actas.
Esto desaparece conla convención de laussana que pretendede una sepración tajante entre los grados azules y la masonería roja del IV al XXXIII
como corolario en donde no está la masonería aparece el Bingo;je
Muchas gracias por toda la información.
Siempre estuve interesado sobre el tema de la masonería y tenía mucha curiosidad por saber donde estaba ubicado el edificio original en Chivilcoy... y resulta que es donde está el bingo...
Antes hubo un banco.
Muchas gracias nuevamente.
Sebastián De Marco
Perdonen mi ignorancia pero me parece un disparate pensar que una organización pueda ser simultáneamente "progresista" y "selectiva".... SC!
tal cual!
Quisiera obtener más información sobre el Sr. Augusto CAMINADA, estoy investigando su vida, desde ya muchas gracias!
lacras
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