El día 17 de junio en la Universidad Nacional de Luján de la Provincia de Buenos Aires, la División de Historia a cargo de Bibiana Andreucci, organizó un panel con motivo de la conmemoración del Bicentenario titulado “Los sectores populares y la revolución rioplatense”, con la participación de Gabriel Di Meglio, Gustavo Paz y Raúl Fradkin.
Paz abordó la temática desde la región Norte de nuestro país, mientras que Fradkin lo hizo desde el Litoral y Di Meglio en relación a la sociedad porteña y la campaña.
A continuación exponemos la charla desde la óptica de Gustavo Paz:
Paz nos invita a hacer un viaje fuera de la Capital Federal y del Litoral argentino. Nos dirigimos hacia el Norte, a las jurisdicciones de Salta y Jujuy. La Quebrada de Humahuaca, las pequeñas ciudades de Salta y Jujuy que en aquel entonces, a principios del siglo XIX contaban con aproximadamente con 5000 y 3000 habitantes respectivamente.
En esta región la Guerra de Independencia se peleará activamente durante diez años. Ésta es traída desde Buenos Aires y comienza a ser constante. Se producen tres invasiones realistas de magnitud, en 1812, 1814 y 1817 y luego el ejército auxiliar avanza en 1813 y 1815 para cerrar cualquier tipo de avance hacia los territorios del Alto Perú, hoy Bolivia. Para 1814-1815 la guerra queda librada a la movilización miliciana, la famosa "Guerra Gaucha" de las jurisdicciones de Salta y Jujuy.
Teniendo en cuenta que la densidad de población del Norte Colonial era superior a la de otras zonas del Virreinato del Río de la Plata, ya que pertenecían a un núcleo más amplio procedentes de las culturas de los Andes, especialmente de los descendientes de los Incas, ¿qué impacto habrá tenido aquí la guerra?
Los años prerevolucionarios pusieron en escena a los paisanos y labradores, los habitantes de la campaña, que a partir de 1814 comenzarán a ser llamados gauchos, nombre que proviene de la campaña bonaerense y que es utilizada por los comandantes del Ejército del Norte y aplicadas en un contexto diferente al de su procedencia original.
En esta región la Guerra de Independencia se peleará activamente durante diez años. Ésta es traída desde Buenos Aires y comienza a ser constante. Se producen tres invasiones realistas de magnitud, en 1812, 1814 y 1817 y luego el ejército auxiliar avanza en 1813 y 1815 para cerrar cualquier tipo de avance hacia los territorios del Alto Perú, hoy Bolivia. Para 1814-1815 la guerra queda librada a la movilización miliciana, la famosa "Guerra Gaucha" de las jurisdicciones de Salta y Jujuy.
Teniendo en cuenta que la densidad de población del Norte Colonial era superior a la de otras zonas del Virreinato del Río de la Plata, ya que pertenecían a un núcleo más amplio procedentes de las culturas de los Andes, especialmente de los descendientes de los Incas, ¿qué impacto habrá tenido aquí la guerra?
Los años prerevolucionarios pusieron en escena a los paisanos y labradores, los habitantes de la campaña, que a partir de 1814 comenzarán a ser llamados gauchos, nombre que proviene de la campaña bonaerense y que es utilizada por los comandantes del Ejército del Norte y aplicadas en un contexto diferente al de su procedencia original.
¿Qué impacto produjo la Revolución, las guerras y la participación popular en el Norte?
La respuesta comienza con una historia. Ésta le sucede a alguien muy importante. Esa persona tiene nombre de calle en la Capital Federal en la zona de Barrio Norte. Se llama Teodoro Sánchez de Bustamante. Es uno de los hombres más importantes de Jujuy, se recibió de abogado, estudió en la Universidad de Charcas y destruye su carrera, que la tenía bastante acomodada, en la administración de la justicia española en Jujuy hasta que en 1816 es elegido diputado al Congreso de Tucumán.
Sánchez de Bustamante se encuentra en su hacienda, o mejor dicho, en su finca rural (como se dice en el Norte), un día de 1816 ve en el horizonte personas que están saqueando ganado de su propiedad. Se apersona, y de manera poco amable le impugna el delito a unos gauchos que forman parte de un escuadrón, diciéndoles a éstos que la Patria no los obliga a robar. Cuando se queja ante las autoridades militares de lo que considera, por supuesto, un robo, el Comandante del Regimiento del que forman parte estos gauchos le dice a Bustamante "que no se entretenga con esas delicadeses porque ahora el orden es el desorden".
Ésto ataca la jerarquía de Bustamante. Lo que manifiesta este hecho es una fuerte subversión social. No contentos con ésto, los gauchos de ese escuadrón que robaron lo denuncian ante la justicia y la justicia le hace un sumario a Bustamante. Tiene que ir a declarar con sus peones y sus sirvientes, pero el problema queda en la nada porque no hay condena para ninguno de los implicados en el hecho.
Lo que es interesante señalar de esta anécdota es que los gauchos lo llevan a la justicia, ante un hecho que la justicia colonial, a priori, hubiera condenado a los perpetradores. Es decir, "la tortilla se dio vuelta".
En definitiva se produce una guerra social en el Norte Argentino. Esta guerra implica una intensa movilización de los habitantes de la campaña, es decir, de los gauchos o paisanos.
Según la elite, estos sectores no son más que delincuentes que no se pueden apresar porque la justicia no funciona como corresponde.
Cuando se forman los escuadrones de gauchos se hace, lo que se llama, lista de revista, donde figuran algunos datos como: nombre, apellido, edad, estado civil, dónde viven, de qué lugar son oriundos. Vemos que la mayoría de estos gauchos es gente que prodríamos considerar "normal" dentro del territorio de la campaña. En primer lugar son hombres adultos, entre 20 y 35 años de edad, la mayoría casados y con hijos. Tienen en gran proporción parcelas que arriendan, generalmente de palabra, con arreglos de múltiples layas.
Con esto quiero decir que nos son forajidos que entran y salen de su jurisdicción cuando se les da la gana porque tienen una estructura familiar formada y una producción que mantener para su subsistencia.
Además de las características mencionadas, es importante observar su preparación como soldados a caballo ya que eran excelentes jinetes. Se los llamaba los "cosacos" de América del Sur. Algunos miembros de la elite decían que eran tan diestros cabalgando que podían tomar una moneda del suelo sin despegarse de su montura. También esto se debe a que conocen profundamente el terreno. Sin embargo, para la óptica de sus generales siguen siendo indisciplinados.
Un vuelta el General Paz, en una escaramuza que se da en el Ejército del Norte, reprende a un oficial, diciéndole que no profiriera gritos que "no era gaucho para gritar". Es decir, la indisciplina se asocia al gaucho.
¿Por qué se movilizan los gauchos?
Hay varias explicaciones. En primer lugar, las guerras tienen un costo. Las que comienzan a partir de 1814 son bastante cruentas. Para subsistir las tropas deben saquear cualquier terreno que tengan a su alcance porque están lejos de sus lugares de aprovisionamiento. Necesitan cabalgaduras, reses, alfalfa y eso se reparte democráticamente entre todos los sectores de la campaña salto-jujeña. No solamente saquean a españoles, sino a cualquiera.
Esta movilización no está encuadrada en ningún tipo de estructura dada por la Revolución, sino por una estructura colonial. Salta y Jujuy tienen una frontera muy larga con los indígenas del Chaco. Son las zonas de fortines, de las reducciones indígenas, que llevaron a mantener una larga tradición de movilización militar, pero que responde a reglamentos virreinales en las cuales los comandantes son los grandes terratenientes de la zona. Delante de esta primera organización casi improvisada se coloca un Comandante General que no va a ser otro que Martín Miguel de Güemes.
¿Había alguna otra razón para que los gauchos pelearan con Güemes hasta 1821 cuando se produce su muerte?
La primera es que Güemes es considerado un líder carismático. El General Paz, que lo detestaba, dice que Güemes tenía la elocuencia de los fogones, y que arengaba a sus tropas de una manera tan viva, a pesar de su dificultad al hablar, ya que era gangoso.
Güemes se viste a la usanza gaucha, y como dice Paz, una especie de descuidado cuidadoso ya que la ropa era de gaucho pero la tela es otra.
Güemes no es un gaucho, es una persona de la clase más favorecida de la gente decente, de la parte más sana de la sociedad. Su padre es un funcionario colonial, es tesorero, al igual que su madre. Formaba parte de una de las familias más ricas de Jujuy.
También se decía que tenía la memoria de los grandes capitanes, porque conocía a cada uno de sus soldados.
Ya en 1818 algunos lo consideran como "el padre de los pobres".
¿Había alguna fórmula para mantener esta relación?
Por un lado a todos los que formaban parte de las milicias se les entregaba una compensación o recompensa. Por otro lado se los excluía de la justicia civil y se los incorporaba al fuero militar.
La compensación no es monetaria porque la provincia no tiene recursos, pero idean una medida que consiste en que los gauchos no debían pagar el arrendamiento a los propietarios de la tierra mientras se encontraran movilizados. Pero ésta medida es superflúa porque están siempre movilizados y no lo paga nadie. Por eso existe una penuria económica muy importante en la región, porque los recursos provenían de la tierra.
El fuero militar quiere decir, que tanto en lo civil como en lo penal ya no serían juzgados por los Cabildos sino por la justicia militar. Esto crea una tensión muy fuerte entre Salta y Jujuy y Güemes, relaciones que se mantienen estables porque los gauchos de Güemes son los responsables de la defensa contra los realistas. Cuando estos enfrentamientos comiencen a menguar, Güemes va a ser el blanco de todas las protestas contra los saqueos y los destrozos de la guerra gaucha.
¿Existe algún otro motivo aparte del anterior?
La muerte de Güemes intensificó el levantamiento popular. A principios de 1821 y 1822 hay dos saqueos en la ciudad de Salta. ¿Saquean a cualquiera? No. Saquean a los enemigos de Güemes. Las tropas que todavía están movilizadas a su muerte roban las tiendas de los comerciantes y las casas de aquellos. Según Gorriti solamente él podía andar por la calle por su condición de cura.
Continúa la guerra social y comienza a traducirse en una guerra étnica. En 1826 en un pueblo cerca de Salta hay una "escaramuza" en una pulpería. Un capitán de milicias le pega un "rebencazo" a un parroquiano porque lo ha llamado "Coronel de Coyas". Este parroquiano, es un "blanquillo", según dice el capitán y según dicen las fuentes judiciales el último se refirió así al primero:
"A garrotazos he de terminar con los cariblancos" según el Capitán Valdivieso. Sale a la Plaza de Cerrillos, es Domingo de Pascua y comienza a proliferar insultos contra los cariblancos. Inmediatamente las autoridades le caen encima. Hay un largo sumario el cual pone en evidencia la concepción de Valdivieso sobre la sociedad posrevolucionaria del Norte.
Un Juez viene de Salta a interrogarlo, porque como el Cabildo ya no existe más, los asuntos civiles y penales caen ante la justicia de primera instancia.
Valdiviesos dice: "Yo tengo derecho a exigir las consideraciones honrosas de todo ciudadano y que tuve razón por haberme exaltado cuando un hombre sin otro distintivo más que el color blanco de la cara hoyó en público mi respeto. Correspondiendo a la humanidad con la que hablé a todos, mofándome con el apodo de Coronel de Coyas". Luego agrega: "La clase blanca es una parte del cuerpo político".
Es decir, Valdivieso manifiesta que la clase blanca no es la única que compone el cuerpo político. Se conoce que el Capitán era mestizo o indígena, comandaba un cuerpo de milicias de los Valles Calchaquíes, donde hay mucha población de su clase. También hace alarde de sus méritos por haber participado en la guerra y por lo tanto se siente en posición de poder recriminarle al parroquiano todo los que considera justo.
De alguna manera, en el discurso de Valdivieso se ha alimentado uno de los principios de la Revolución, que es, la igualdad ante la ley.
¿Cómo pudo insertarse este principio en aquella época?
Es muy difícil de saber. Circulaba entre las milicias y el pueblo una especie de catecismo político. Es altamente provable que el propio Güemes leyera este pseudo código político a su tropa para transmitir una serie de órdenes y valores que creía necesario para una justa convivencia.
En conclusión: en el Norte argentino la guerra tiene un peso muy fuerte, una suerte de guerra social traída desde Buenos Aires y que fue potenciándose a medida que el tiempo corría. En esta región va a costar mucho esfuerzo de los gobiernos para restaurar el orden y para que en 1860 un corresponsal del General Mitre diga que "en Salta no hay pueblo". Es decir, algo pasa en esos 50 años para que este hombre diga que las clases populares ya no se hacen sentir en los territorios de Salta y Jujuy.
Imágenes: www.camdipsalta.gov.ar
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